Pan con chía
La Dra. Haros, Científico Titular del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA-CSIC) y coordinadora de la Red Chía-Link, proyecto donde se encuentran implicadas más de 15 instituciones de Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, España, México y Perú. La científica defiende que si se añade chía a la masa para el pan se produce un aumento significativo de proteínas, lípidos y fibra dietética, además de una mayor aceptabilidad por parte del consumidor.
“La chía ha vuelto para quedarse en nuestra dieta porque es un alimento completo. Contiene una alta proporción de compuestos antioxidantes, como los flavonoides, el tocoferol y el betacaroteno, entre otros, y es una fuente de calcio, fósforo, hierro y magnesio”, explica Haros. A lo que añade: “Sus proteínas son de alto valor biológico y es rica en vitaminas. Otro aspecto interesante es su alto contenido en fibra (18-30 %), su consumo conlleva importantes beneficios, como la regulación del tránsito intestinal, y disminuye el índice de azúcar en la sangre”. De hecho, durante siglos, la chía fue de vital importancia en la dieta de los grupos indígenas de México y Guatemala.